lunes, 27 de agosto de 2018

MI RESEÑA DEL FESTIVAL DE TANGO DE BUENOS AIRES 2018


Otro Festival de Tango terminó. Todas las segundas quincenas de Agosto de cada año, porteños y bonaerenses, y visitantes, tenemos el gusto de escuchar y ver gratuitamente a los mejores intérpretes de tango, o sea, los mejores del mundo en éste género. Se podría decir que básicamente los números se van repitiendo, solo están los mejores o los de mejor cartel, otros músicos también somos público de ellos, así que mejor disfrutar a los mejores, aprender de ellos, y volcar ese aprendizaje en lo que uno como músico del género pueda hacer para mejorar.
Este año pude ver varios conciertos, comencé con el sexteto de Juan Pablo Navarro, que no hace mucho tiempo lo vi en la misma sala, me encanta lo que hacen y por eso repetí la experiencia, y como contrabajista admiro muchísimo a Navarro. Luego un homenaje a Serú Girán a cargo de Julián Hermida. Se podría decir que hace la música de Serú en el Festival de Tango, sin embargo la música de Charly García tiene mucho de tango como de otros géneros, en especial esa etapa de Serú y más los temas del disco Bicicleta y Peperina. Me gustó la parte instrumental, muy buenos arreglos, dirección e interpretación, pero no así los cantantes invitados. Al otro día fui a escuchar al Quinteto Sónico, una agrupación belga que toca la música de Eduardo Rovira. Acá se juntan estos dos motivos para que se haga un concierto imperdible, primero y principal escuchar grupos que interpreten la música de Rovira no es nada habitual, Eduardo Rovira fue un gran vanguardista que quedó a la sombra de Astor Piazzolla en su época de mayor crecimiento, muchas veces se dijo que Rovira era igual o mejor que Piazzolla, lo cierto que o no se supo vender, o no quiso. Y el otro motivo para ver al Quinteto Sónico es que el hecho de ser belgas llama la atención para ver como los extranjeros tocan nuestra música, y de hecho en general lo hacen muy bien. Luego me saqué las ganas de ver y escuchar en vivo a Víctor Lavallén, que por un motivo u otro nunca podía ir, tradición en la ejecución y modernidad en la composición, como dijo Gabriel Sória, para Víctor Lavallén el tango es atemporal. Al siguiente fin de semana estuve ahí para ver a Néstor Fabián cantando, con 80 años, bajo la dirección y el quinteto de Julián Hermida. Fabián no es del tipo de cantante que me guste, pero tampoco nunca lo había escuchado en vivo, es una persona de muy amplia trayectoria y muy querida dentro del mundo del tango, estuvo bien salvo el final, creo que eligió mal el tema final, Balada para un Loco, un tema que necesita de mucha expresión y resto de potencia para cantarlo, acostumbrado a grandes versiones como la de Raúl Lavié, Guillermo Fernández o Amelita Baltár, la de este concierto quedó para el olvido. Luego pasé a la otra sala a escuchar a Pablo Agri. Es impresionante lo que genera todo el tiempo, toca con todos en todas partes y siempre es sobresaliente, es hijo del gran Antonio Agri, y con toda la admiración a Antonio, puedo decir que Pablo ya hizo mucha más obra que su padre, que tocó con Piazzolla, etc. Ésta vez tocó con sus amigos Horacio Romo, Cesar Angeleri y Cristian Zarate, lo de Cristian Zarate también es para destacar, estos tipos están escribiendo la historia grande del tango, Agri tocó dos dúos con cada uno de ellos y luego tocaron los cuatro juntos, bellísimo! El concierto de cierre que se realizó el lunes feriado estuvo a cargo de Susana Rinaldi y Osvaldo Piro. Los dos están en buena forma rondando los 80 años, Piro a mi criterio es uno de los mejores arregladores de la historia del tango y un extraordinario compositor. Susana Rinaldi, toda de blanco de punta a punta se sentó en un sillón y de ahí desplegó su canto. El concierto estuvo bárbaro, jugaron bastante con su situación familiar (recordemos que ambos estuvieron casados muchísimos años), estuvieron en el publico sus hijos (ambos reconocidos cantantes) y sus nietos, también cerca del cierre hubo lugar para la política, cosa que mucha gente no tomó a bien, no sé si era el lugar o el momento para despacharse, más allá de lo que Rinaldi haya dicho sobre éste Gobierno, aunque esté de acuerdo. Cierre grandilocuente y a toda orquesta, sin duda el instrumento de Osvaldo Piro más allá del bandoneón, es la orquesta.
Entre conciertos me encontré con el amigo Pablo Sensotera que me dice -¿che, vos vivís acá?- a lo que respondo -¡y, en éstos días si!-

WALTER ABADÍE (2018)

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