lunes, 12 de abril de 2010

Homenaje a Suma Paz

Un año sin Suma Paz es el silencio y el recuerdo de una artista íntegra e irremplazable. Las crónicas de hace un año vuelven a la memoria y aparecen conceptos de la artista, de esa lámpara luminosa de los elegidos y que nunca se apaga y sobre todo de esa persona maternal y maravillosa.

"...Suma no fatigó las grandes salas de esta megalópolis ni las de nuestras grandes ciudades. Su recorrido predilecto fueron los pueblos olvidados y su gente. Con ellos se entendía de maravillas en diálogos entrañables, intercambiando lecciones de vida. (René Vargas Vera)

"... una discípula zen de Don Ata. La trayectoria de la cantante ha sido ejemplar por donde se la mire y escuche. La música o, mejor, el canto surero, no fue más que una excusa para desplegar una serie de pensamientos y opiniones más cercanos a la filosofìa que a cualquier otra disciplina....Era maternal, suave, pedagógica, humilde.... Había que saber descubrirla. Siempre estuvo como escondida, detrás del canto. Como quería su profeta." (Mariano del Mazo)

"... Suma permaneció fiel a sus convicciones, a su compromiso: el canto claro y armado de elocuencia, la belleza encarnada en la simplicidad. Estaba convencida de eso. Bastaba verla y escucharla sobre un escenario para darse cuenta. Recordaremos su ternura y esa aura de tristeza que la rozaba de lucidez; su palabra sensata, su voz afectuosa. No olvidaremos esa manera de tocar y cantar, simple, pero de una profundidad fundamental." (Santiago Giordano)

"Alguien me dice que no puede imaginar un mundo sin Suma Paz. Yo casi contesto, entre los empellones de la muchedumbre insensible, que lo verdaderamente inconcebible y milagroso es que ella haya existido. El poeta se va, y entonces nos damos cuenta de que ya nos lo había advertido. Cada verso suyo era una amenaza de ausencia, y su partida el último y definitivo juicio del artista sobre la tragedia de la condición humana" (Alejandro Dolina)

Suma Paz Nació un 5 de abril en la Ciudad de Santa Fe, casualmente el día en que la provincia de Buenos Aires festeja el día de la guitarra - por cumplirse el natalicio de Abel Fleury-. Se fue una madrugada del 8 de abril del 2009 cuando estaba cumpliendo, ese año, 50 años con el folklore. Suma fue Licenciada en Filosofia y Letras, poeta, compositora e intérprete pero fundamentalmente se convirtió en una gran artista del canto popular. Imposible no decir su nombre y decir también que ha sido y es (hablaremos siempre en presente, como dice Oscar Alem) la máxima discípula de la obra de Atahualpa Yupanqui y ha "cumplido" con su maestro difundiendo toda su vida las canciones, poemas, músicas e historias. Paz realizó estudios superiores de piano y guitarra. Investigó sobre origen y evolución de la música de la región pampeana. Se mostró como exquisita y honda poeta en "Pampamérica" (premio Fundación Steimberg), "Al Sur del Canto" y "Última guitarra". Escribió versos que llevan música de Jorge Viñas, Máximo Aguirre, Litto Nebbia, Oscar Alem y René Vargas Vera, entre otros grandes artistas de la cultura argentina. Suma también le puso música a las letras de Julio Secundino Cabeza, Pedro Risso, entre otras. Desde 1960 editó varios discos, empezando por "La incomparable Suma Paz", "Guitarra dímelo tú", "El arte de Suma Paz por el mundo", "Lo mejor de Suma Paz", "Las hondas raíces de Suma Paz", todos publicados por el sello RCA Victor, entre otros tantos. Años después llegarían "Homenaje a Atahualpa Yupanqui", "Canto de nadie" (Epsa Music) y "Parte de mi alma" (Melopea) y esta reciente joya "última guitarra". Suma Paz fue galardonada con premios como el otorgado por SADAIC a los Grandes Intérpretes; Estrella de Mar (1997); Camín Cosquín (2006); Figura del Folklore del Diario Clarín (2006 y 2008); el Cultura Nación (2007); entre otros, además de diversas medallas y diplomas como los premios Konex 1985 y 1995 y en la raíz del 2000 fue declarada "Personalidad Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires" y "Cuidadana Ilustre de Morón", entre otras distinciones a su aporte a nuestra música y trayectoria.

Su último cd: "Última guitarra " (sello Melopea) registra la última vez que Suma nos cantó y nos contó. Grabado durante los primeros meses de 2009, contó con Mario Sobrino como técnico de grabación y la supervisión de dos de los hijos de Suma: Zulma y Mario Olmedo. La dirección artística estuvo a cargo de Litto Nebbia. Del trabajo participaron, en algunos temas, artistas como el Dúo Ascaino - Menta (en violoncello, guitarra y arreglos) y Mario Díaz (guitarra, voz y algunos arreglos), además de la participación especial de Mario Olmedo en guitarra en dos temas : el vals "Esperando a mi madre" y la tonada "Guitarras de cuyo".

Son en total diez obras y es imposible destacar una obra más que otra. Mencionamos: "Adiós Tucumán", "Me está sobrando guitarra" y "El salitral" que son los temas donde Suma realiza un prólogo en cada uno, verdaderas clases de criterio, fundamento, humildad y dulzura; dos temas que compuso con Jorge Viñas, la interpretación de "La hermanita perdida" (Yupanqui – Ramírez) -luego de varias años sin grabarla- , "Canción del árbol del olvido" (de Ginastera y Silva Valdéz) y la despedida con la milonga "Igualito que nadies" de Larralde.

Escriben para "Última guitarra" la familia de Suma Paz, René Vargas Vera, Oscar Alem, Josefina Racedo, Alfredo Urquiza, Juan Carlos Cambas, José Ceña, Silvia Majul, Carlos Martinez y Litto Nebbia.


El libro "Suma Paz, por la huella luminosa de Yupanqui" (1º edición -1995-, Editorial De Aquí a la Vuelta), escrito por René Vargas Vera, fue presentado en la embajada argentina en París en 1995, junto a la actuación de Suma Paz y Alfredo Urquiza. En el año 2009 tuvo su segunda edición bajo el título: "Suma Paz. El canto de la llanura" (Editorial Corregidor); una segunda edición reducida y corregida. El libro fue presentado en ADDI y en otros lugares del país. Sus páginas atrapan por el diálogo fluido y franco con la ejemplar cantante y poeta santafecina, que le permite ir repasando los momentos memorables del folklore argentino que la tuvo como protagonista insoslayable. Al mismo tiempo Suma Paz desgrana sus pensamientos y reflexiones sobre su predestinación para rescatar del olvido los tesoros del cancionero pampeano, y sobre el tácito mandato de difundir la obra poético-musical de su maestro Atahualpa Yupanqui.

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